Me acuerdo de que cuando tenía 2 o 3 años, mis padres me contaban cuentos antes de dormir. Eran cuentos como La Carrera entre el conejo y la tortuga, Viene el lobo, El renacuajo busca a la madre, entre otros. ¡Cómo me gustaron!
A los 4 años, como todavía no podía leer caracteres, empecé a leer cómics. Uno de mis favoritos fue La aventura de San Mao, en el que cuenta la vida de un niño huérfano en Shanghai. Sufrí por el maltrato que recibía de la sociedad y me alegré por su amistad y su amor.
A los 5 años, mis padres me llevaban a una academia los fines de semana donde pasaba toda la mañana escuchando y recitando los poemas antiguos de un libro antiguo sobre la forma de ser, la disciplina y las normas sociales chinas, etc. No entendíamos lo que recitábamos, pero todos los alumnos los aprendíamos de memoria. Ahora aún recuerdo algunos versos.
Ya en el colegio a los 6 años, empezamos a leer y recitar poemas antiguos de la Dinastía Tang y otras dinastías. Allí aprendimos a analizar poemas antiguos y entenderlos. En las vacaciones, al acabar los deberes de cada día, me pasé toda la tarde sentada delante de la televisión viendo telenovelas. Una de las cuales fue El viaje al oeste, que se elaboró basándose de una de las cuatro novelas clásicas chinas del mismo título. Consiste en la aventura de un monje en su viaje hacia el oeste bajo la protección de sus tres discípulos. Esta serie la he visto varias veces y aún no me canso de verlo, porque es original y divertido.
Antes de entrar en el 3º de la ESO, leí otras novelas clásicas como A la orilla del agua, Tres reinos, El pabellón rojo, entre otras. Ahora que quedan tres meses para la evaluación final de la ESO (en China, la etapa de la ESO con 3 años), ¡me he enganchado en las novelas contemporáneas de amor! Una de ellas es Más allá de las ventanas de la autora Qiong Yao. A veces me emociono y otras veces, me río, y no puedo centrarme en el estudio. ¡Esto no puede ser!
Alumna: Hui Li
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