miércoles, 25 de abril de 2018

Práctica 7, mirada docente: desarrollar la escucha y el habla a través del debate en el aula



Propongo el debate en el aula como actividad de desarrollo del habla y la escucha. No es esta, a mi parecer, una actividad especialmente innovadora, pero creo resulta notablemente efectiva, y que quizás no se plantea tanto como se debería.

¿Debate sobre qué? Los estudios neurocientíficos de los últimos años nos lo confirman: las emociones son la llave de paso hacia la razón, y por tanto hacia el aprendizaje. Si hay una conexión emocional positiva con los contenidos que se trabajan en el aula, las posibilidades del aprendizaje son mayores. En este sentido, se trata de buscar en el aula los elementos que mejor puedan conectar emocionalmente con el alumno para aprovecharlas y desarrollar estas competencias lingüísticas.

Expondré, a modo de ejemplo de debate en el aula, una experiencia que he observado durante mi periodo de prácticas. En el aula de 1º de ESO, la profesora estaba trabajando algunos ejercicios de sintaxis con los alumnos. Los alumnos, algunos de ellos desganados y desconectados del hilo de la clase, realizaron un ejercicio escrito. Para su corrección, la profesora mandó que cada alumno cogiese los ejercicios de otro compañero, al azar. Una vez corregido, cada alumno devolvió la hoja con los ejercicios corregidos a su propietario.

Uno de los alumnos se levantó para quejarse a la profesora de que la compañera le había corregido mal los ejercicios (indignado por la penalización en la nota que conllevaría). La profesora se lo comunicó a la alumna aludida, la cual negó su posible negligencia o mala intención. El alumno insistió en el error. Ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder al relato del otro.

¿Cómo reaccionar ante esta situación de conflicto? La profesora planteó diversas opciones al aula: “¿penalizo a uno, a otro, a los dos o a ninguno? ¿Con qué criterios?”. Dicho esto, comunicó a la clase “bien, vamos a hacer igual que se hace en los juicios”: la supuesta víctima realizó la acusación, la acusada tuvo la posibilidad de defenderse, cada uno de estos dos actores nombró a un testigo que habló en su favor. El resto de los alumnos de la clase tuvo la ocasión de intervenir también exponiendo argumentos a favor, en contra y posibles veredictos.

Si durante los ejercicios de sintaxis muchos de los alumnos se mostraban abúlicos y distraídos, este conflicto sirvió para atraer su atención y participación en un cálido debate. Casi ningún alumno quiso desaprovechar su oportunidad para exponer su punto de vista al respecto e intentar resolver el conflicto. Todos ellos, escuchando argumentos y versiones del resto. Y dedicando esfuerzos cognitivos e intelectuales para expresarse de la mejor de las maneras con el objetivo de convencer a la profesora y al resto de compañeros.

Hubo una alumna, incluso, que durante los breves minutos que duró la discusión (aproximadamente 20), utilizó su tablet para encontrar una teoría psicológica que venía a reafirmar su tesis (que era que la compañera había cometido una negligencia). La alumna leyó, con la alegría de haber encontrado un argumento potente y la expresividad necesaria para darla a entender de buena manera, un párrafo que, expresado en términos bastante técnicos (más de lo que se esperaría en un aula de 1º de ESO) pero comprensibles, respaldaba de forma muy razonable su tesis.

Este conflicto sobrevenido, que derivó en un cálido pero ordenado debate en abierto, desde mi punto de vista sirvió para muchas cosas, entre ellas, para desarrollar sus competencias de habla y escucha.

Con este ejemplo quiero demostrar que, cuando los alumnos tienen algo que decir y algo que escuchar (algo que les emociona y a lo que ellos creen que pueden aportar su punto de vista) lo hacen dedicando todos sus recursos intelectuales en ello, incrementando, así, las competencias de habla y de escucha. Lo importante es facilitar la posibilidad para que lo puedan hacer.

¿Posibles inconvenientes en un cálido debate? Que haya alumnos que, emocionados por el tema, pretendan hablar sin orden ni respeto. Por ello, antes de comenzar un debate en clase, es conveniente asentar las bases organizativas y de respeto hacia los compañeros y hacia las diferentes sensibilidades.

Para realizar un debate de manera correcta, los alumnos deben haber obtenido información antes sobre el tema que se va a tratar, para que puedan defender su posición al respecto con criterio.

Para completar la actividad, conviene que se extraigan algunas conclusiones finales o se enfatice en la idea de que la sociedad es diversa y que por ello mismo hay diversas opiniones. Por otro lado, cabe destacar que las TIC pueden enriquecer el debate de numerosas maneras: se pueden encontrar recursos de todo tipo (vídeos, artículos, webs, viñetas, memes…) para introducir, desenvolver o concluir el debate.

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